Alexis y Mauricio. Sánchez e Isla. Los jugadores del actual líder Udinese, son figuras en el siempre exigente campeonato italiano. Uno representa la picardía de barrio, el otro en cambio es el fútbol total. Ambos debieran ser, junto a Medel y Vidal, los referentes durante muchos años del fútbol nacional.
Mauricio Isla nacía en la inagotable cantera de la Católica, y como tantos otros jugadores, tuvo que darse a conocer en otras canchas, por que en el equipo cruzado nunca contó con el apoyo de los técnicos del plantel. Decían que Isla creía ser un jugador superior, conflictivo y soberbio, aún cuando nunca había disputado un partido oficial. Desde pequeño se hablaba en las series del fútbol nacional, de un central potente y con excelente técnica, que era capaz de cruzar todo la cancha con el balón entre sus pies.
Alexis, el tocopillano, explotó como una bomba. Jamás contó con la formación que tuvo Isla, pero en cambio contaba con la choreza del pueblo. Un veedor de Cobreloa, en 2003, se fijó en un niño que hacía bicicletas imposibles frente a hombres que lo superaban por mucho en edad. No tardo en darse a notar y llamar la atención de un técnico, que lo daría a conocer al mundo entero: Nelson Acosta.
La vida tiene cortos y largos caminos, pero muchas veces ambos te llevan al mismo lugar.
Isla, extrañamente, se estancaba en la banca cruzada. El peruano Del Solar hablaba de un jugador arrogante, con los humos por el cielo, que no respetaba la autoridad. Hablo del año 2006, cuando Alexis ya era popular en Chile, debido a su rendimiento en Cobreloa que lo hacía merecedor de un llamado de Acosta a integrar la Roja de todos en la gira a Dublín. Sánchez, el niño maravilla, era la sensación de nuestro fútbol con su venta al Udinese italiano, por dos millones verdes y su préstamo de inmediato al Dream Team de Borghi, aquel torbellino de éxitos.
Mauricio debía resignarse hasta el próximo año, cuando el futbol le daría la posibilidad de mostrar su talento en el mundial sub 20 de canada.
José Sulantay el negro, era el técnico y el encargado de elaborar la lista de los futbolistas que nos representarían en Canada, en el mundial sub 20. Un equipo que lograría el tercer lugar en dicho campeonato y que nos daba una inmensa alegría. Un grupo de jugadores, que por proyección y por lo mostrado, debiese ser la mayor camada de futbolistas que ha dado nuestra tierra. Vidal, Medel, Toselli, Martínez eran figuras de la Roja. Pero Isla y Sánchez marcaban a su modo, la estructura de este equipo.
Mauricio es un motor, que juega en el centro del mediocampo y que maneja los dos sentidos del fútbol: defender y atacar. Posee un físico privilegiado y una visión de campo única. Alexis es un rompe defensas descarado, que inventa gambetas en cualquier cancha del mundo. Ambos son del año 88 y los dos disfrutaron del éxito chileno en tierras canadienses.
Ahora juegos juntos en el Udinese y los hinchas de Friuli, gozan de sus estilos de juego y comentan lo bien que se han adaptado al difícil fútbol italiano.
Por el bien del balompié chileno, se espera que ambos no tengan algún problema en el futuro. Que sean capaces de demostrar el talento que tienen y ser capaces de madurar psicológicamente, sobretodo Isla, que muchas veces sufre terrible altas de ego, que en nada lo benefician. Esta demás decir que se les tiene una esperanza tremenda y sé que ellos también lo saben. Sólo queda esperar.